Decima entrega de la serie de artículos de auriculoterapia iniciada con
Auriculoterapia (1/11). En esta encontraremos las secciones:
- Auriculoterapia (10/11).
- Posición del paciente
- Duración de la sesión
- Reacciones y síntomas
- Receptividad
- Recaídas
- Cuándo no se recomienda la sesión
Posición del paciente
La posición idónea del paciente para la práctica de la aurículoterapia es la de tumbado, o medio reclinado. Se ha de conseguir una postura lo más cómoda posible, ya que durante el reconocimiento y el tratamiento, se ha de procurar no mover la cabeza.
Es aconsejable disponer de una camilla articulada y poder in acomodando al paciente en distintas posiciones, cosa que agradece.
Los movimientos normales al hablar, presionar las mandíbulas, levantar las cejas o tragar salva, son muchas veces la causa por la que se desprende la aguja o se queda colgando (muy suelta). Si la aguja aún no a caído, se puede volver a implantar bien. En el caso de que se caiga, implantaremos una nueva aguja estéril.
Duración de la sesión
La duración de una sesión de aurículoterapia es por término medio de unos diez minutos. No obstante, éste puede ser prolongado a criterio del acupuntor, de estimarlo más ventajoso para la recuperación del desequilibrio.
Cuando tratemos a un paciente desequilibrios de la energía por plenitud, podrá prolongarse la sesión durante más de una hora, hasta que se observen signos de relajación y tranquilidad.
A veces, aparece en este tipo de sesión el sueño en el paciente, no llegando a notar cuando se le retiran las agujas de la oreja.
Como norma general , las sesiones dirigidas a tonificar los desequilibrios por vacío, siempre serán más cortas que por los de plenitud.
Reacciones y sintomas
Las reacciones que pueden surgir después de la colocación de las primeras agujas en la oreja, son muy variadas, particulares y propias en cada paciente.
Además del dolor del pinchazo (que siempre es más intenso cuanto más exacta sea la localización del punto), se pueden percibir otras sensaciones, tales como:
- Sueño (o sensación de adormecimiento).
- Relajación (como si flotara o perdiera peso).
- Calor (sobre todo aumento rápido en el pabellón auricular de la temperatura).
- Quemazón (como si la aguja estuviera al rojo).
La aparición de todos estos síntomas, uno sólo, o algunos combinados, nos da a entender el éxito en la colocación de las agujas.
Aparte de estos síntomas, pueden aparecer otros algo más preocupantes que pueden producir efectos secundarios, como por ejemplo:
- Mareo.
- Angustia.
- Sudor.
- Frío.
- Palidez.
- Desasosiego.
- Ahogo.
- Etc.
Cuando aparecen estos síntomas, para hacer que remitan hay que restar profundidad a las agujas. Si persistieran, habría que retirar por completo todas las agujas.
Existen puntos reflejos en la oreja, como riñón, punto cero, sistema neurovegetativo, y otros pertenecientes a glándulas endocrinas, que son más propensos a desencadenar dicha sintomatología cuando se tratan. Por tanto habrá que prestar una mayor atención, cuando aparezcan estos puntos en el tratamiento.
Cuando los síntomas son más graves y se llega al desvanecimiento, además de retirar rápidamente todas las agujas puestas hasta ese momento, hay que pinchar unos puntos para que, aún no se llegue si se puede, a una completa pérdida del conocimiento; estos puntos son los de corazón, occipital, suprarrenales y neurovegetativo.
Receptividad
Los resultados positivos desde la primera sesión, va a depender de la receptividad del paciente.
En la práctica de cualquier tipo de terapia, se contempla al paciente como único, siendo distintas las reacciones según sea de receptivo. De todos es sabido que una misma cantidad de anestesia, no produce los mismos efectos en pacientes distintos. Una infección microbiana no remite de igual manera, al administrar la misma cantidad de antibiótico a diferentes enfermos. Unas cefaleas no ceden con idéntica rapidez administrando la misma dosis de analgésico a uno u otro paciente.
El nivel del umbral del dolor del paciente a los estímulos aplicados en el tratamiento, llevará a los resultados positivos en tiempos diferentes. Un nivel de umbral bajo llevará a una mayor sensibilidad; con estímulos pequeños, se llegará antes a obtener los resultados deseados, que cuando el nivel de umbral es alto.
También está claro, que intervienen la cantidad y la calidad de la enfermedad (energía perjudicial), y el estado en que el paciente tenga sus defensas. La receptividad a las sesiones de auriculoterapia siempre estarán en factor de:
- La intensidad con que ataque esta energía perjudicial.
- El potencial de energía que posea el individuo.
- El tiempo de exposición al agente.
Pero cuando se detecte un desequilibrio energético en el paciente, según sea agudo o crónico, tendremos que tratar con más o menos sesiones, independientemente de la receptividad de la persona.
Los desequilibrios agudos remiten con más rapidez; los crónicos cuestas más en desaparecer.
En casos agudos acompañados de dolor, es éste el que más pronto cede y el paciente nota alivio rápido desde el principio del tratamiento.
Recaidas
Antes de cada sesión hay que efectuar un reconocimiento, para comprobar la evolución de los desequilibrios detectados anteriormente. Hay que preguntar al paciente sobre los resultados positivos que haya notado, así como si ha aparecido algún síntoma o reacción de tipo secundario.
El conjunto de puntos que hayamos considerado como idóneos para el tratamiento inicial, no se deberá mantener para el resto de las sesiones. Observaremos como van disminuyendo los desequilibrios, hay que ir suprimiendo los pinchazos que se efectuaban para corregirlos.
Con un número conveniente de sesiones, se corregirá la causa por la que el paciente acudió a la consulta.
Al cabo de poco tiempo, nos podemos encontrar con la reaparición de algunos síntomas, produciéndose una recaída. Esto es siempre consecuencia de una debilidad energética del paciente, o que su vuelta a la actividad, le lleve a tener que desenvolverse en un medio hostil y está continuamente siendo agredido en la causa que provocó el desequilibrio inicial.
En estos casos hay que actuar con meticulosidad, confeccionar tandas de sesiones con unos días de descanso, y luego volver a tratar; sesiones de cinco días seguidos y cinco de descanso, con un reconocimiento al inicio de la tanda siguiente. Comparar el tratamiento actual con el de las sesiones anteriores y así observar los progresos logrados en el paciente.
Cuando no se recomienda la sesión
Los tratamientos de auriculoterapia se utilizan para tratar todos los desequilibrios energéticos que se puedan producir en nuestro cuerpo. Pero no todos los pacientes reúnen en ese momento las condiciones adecuadas, o por lo menos se pueden presentar casos, en los que no sea aconsejable la sesión, a menos que desaparezcan las circunstancias que las hubieran provocado.
No se aconseja el tratamiento cuando en el pabellón auricular aparezcan:
- Signos de inflamación (sobretodo por sabañones en invierno), por granos.
- Por heridas: por despellejamiento (por rascarse de forma continua), o por algún golpe, etc.
- A pacientes con síntomas de intoxicación.
- A ancianos en los que apreciemos una acentuada debilidad orgánica.
- A personas en estado de desnutrición.
- Durante el período de digestión gástrica, evitar puntos de estómago y duodeno.
- A mujeres en estado de gravidez (evitando así la posibilidad de un aborto indeseado), pero a partir del quinto mes se podrá tratar, excluyendo puntos de genitales, abdomen y glándulas de secreción interna.
- A pacientes con signos y síntomas de embriaguez.
Consejos:
- A pacientes hipotensos tratarlos tumbados por completo y estar pendiente, por si aparecen mareos o pérdida de consciencia.
- A personas que tengan ataques de cólera o estén iracundos, esperar a que cese esta circunstancia.
- Utilizar toda nuestra dulzura y comprensión al tratar a niños.
- A pacientes cardiópatas tratar con un mínimo de puntos, prestando mucha atención a las reacciones en cada pinchazo.
- A pacientes con hemorragias empezar el tratamiento con puntos dirigidos sólo a que éstas remitan.
- A mujeres en período menstrual evitar puntos de rincón, bazo, hígado, ovario, útero y glándulas endocrinas.
- A pacientes en estados agudos de sudoración, esperar que éste cese, para el inicio de la sesión.
- En las personas que hayan sufrido mutilación total o parcial de una oreja, trataremos en la intacta lo que se pueda, y nos apoyaremos en la acupuntura general para tratar lo que se hubiese quedado sin realizar.
La acción de perforar la oreja en un punto, escogido para la colocación de pendientes en las mujeres, puede llegar a ser perjudicial. Nunca se utilizan los mismos de pendientes: unos aprietan más, otros menos, unos son de poco peso otros de mucho (y la oreja se descuelga), unos de cierre por presión, otros de rosca, unos de un material otros de otro (a veces produciendo reacciones alérgicas). En fin, todos estimulan de una manera u otra, puntos del lóbulo, pertenecientes a partes reflejas de la cabeza de una forma indiscriminada.
Esto concierne tanto a hombres como a mujeres, ya que la moda no discrimina sexos últimamente, para lucir este tipo de joyas.
Es más, ha proliferado la moda de perforarse la oreja por varios puntos y lucir muchos pendientes al mismo tiempo, que puede ser aún más perjudicial. También la de lucir joyas que van en la oreja sujetas por presión y que en su mecanismo de sujeción implican varios centímetros, siendo aún si cabe, más desencadenante de dolores y molestias.
No es de extrañar que un dolor de cabeza cese al quitarse unos pendientes de mucho peso, que se han llevado puestos durante una cena.