Séptima entrega de la serie de artículos de auriculoterapia iniciada con
Auriculoterapia (1/11). En esta encontraremos las secciones:
- Auriculoterapia (7/11). Diagnostico
- Diagnóstico
Diagnostico
La oreja carnosa, roja y grande, nos revela que pertenece a un individuo yang, de mucha vitalidad. En él se podrán apreciar todos los atributos de la energía yang, con: dinamismo, inquietud, calor, movimiento, intranquilidad, actividad, etc. Es la oreja que nos habla de una salud floreciente, es una oreja significa vida.
La oreja delgada, pequeña, blancuzca, o ligeramente amarillenta, nos indica que estamos en presencia de un individuo yin, con las características de frialdad, quietud, sosiego, recogimiento, introversión, etc. Si en este tipo de oreja, encontramos además descamaciones y sequedad, significa un avanzado estado de desequilibrio, que va a conducir al individuo a un fatal desenlace.
En la ficha del paciente debemos anotar las irregularidades, anomalías, capilares, zonas deformadas y puntos sensibles. Si el reconocimiento se ha efectuado con un aparato electrónico, deberán ser reflejadas las zonas y puntos que han aparecido con desequilibrio, anotando las diferentes resistencias de la piel.
Con todos estos datos ante nosotros, pasaremos a diagnosticar. Esto debe hacerse con meticulosidad, con tranquilidad y sin prisas. Hay que relacionar unos puntos con otros, e interpretar sus posibles conexiones energéticas. Esta labor no es nada sencilla, ya que lo que saquemos en conclusión, en esta primera diagnosis, se asentará el tratamiento dirigido al éxito.
Así, después de estudiar todos los puntos y zonas implicados en el caso, tenemos que encontrar cual ha sido el inicio del desequilibrio. Éste será el punto de partida, para la selección de los puntos que deberán ser tratados. Elegiremos aquellos que sean los apropiados para una recuperación rápida. Nunca serán muchos, ya que pocos y correctos son suficientes. Tal y como se vaya comprobando la disminución del desequilibrio inicial, irán siendo otros los puntos que se añadan, al haber sido suprimidos algunos de los iniciales.
Plenitud o vacío de la energía.
Para poder apreciar si existe plenitud o vacío de la energía en los canales de acupuntura recurrimos a los pulsos radiales o distales, pero en la oreja no se contempla esta posibilidad. No obstante, en un reconocimiento auricular, buscando con un palpador, sí podremos determinar el vacío o la plenitud en los puntos hallados sensibles:
- Si al aparecer el punto con desequilibrio, sensible al dolor y al separarnos ligeramente de él, el dolor desaparece rápidamente, es significado de vacío energético.
- Si al aparecer un punto con desequilibrio, sensible al dolor y al separarnos ligeramente del punto de máximo dolor, éste disminuye paulatinamente, es síntoma de plenitud energética.
Esto es fácilmente comprobable con un medidor electrónico: no así con un palpador, ya que es bastante problemático, al contar para el diagnóstico de vacío o plenitud, con la apreciación dolorosa del paciente, siempre muy subjetiva.
La energía de cada parte de nuestro cuerpo depende de un órgano.
Energéticamente todos nuestros órganos se relacionan con una parte corporal. Así todo lo relacionado con
- La piel, pelo y mucosas se une a la energía del pulmón.
- Los huesos, cartílagos y dientes con la energía del riñón.
- Los músculos y tendones con la energía del hígado.
- La sangre y el aparato circulatorio con la energía del corazón.
- El tejido conjuntivo con la energía del bazo y páncreas.
Los estados anímicos se relacionan también con los órganos:
- El corazón con la alegría.
- El bazo-páncreas con la melancolía y la reflexión.
- Al pulmón con la tristeza.
- Al riñón con el miedo o temor.
- Al hígado con la cólera y la ira.
Las energías climáticas y los órganos.
En las estaciones anuales existe una energía atmosférica que predomina, éstas también están relacionadas con los órganos:
- El calor y el verano con el corazón.
- La humedad y la parte final de del verano con el bazo-páncreas.
- La sequedad y el otoño con el pulmón.
- El frío y el invierno con el riñón.
- El viento y la primavera con el hígado.
Los sabores se relacionan con los órganos de la siguiente forma:
- El amargo con el corazón.
- El dulce con el bazo-páncreas.
- El picante con el pulmón.
- El salado con el riñón.
- El agrio con el hígado.
Los sentidos corporales tienen una relación muy singular con los órganos:
- Al corazón se le relaciona con el gusto.
- Al bazo-páncreas con la boca (tacto).
- Al pulmón con el olfato.
- Al riñón con el oído.
- Al hígado con loa vista.
La energía que circula por los canales de los órganos (yin), se unen con la energía de las entrañas (yang). En los dedos de las manos la energía yin pasa a ser yang y en los dedos de los pies la energía yang pasa a ser yin. Se denominan canales acoplados a aquellos yin que comunican con su yang y viceversa. Así:
- El corazón comunica con el intestino delgado.
- El bazo-páncreas con el estómago.
- El pulmón con el intestino grueso.
- El riñón con la vejiga.
- El hígado con la vesícula biliar.
Si nos apoyamos en los canales acoplados ayudaremos en el tratamiento, por la relación tan directa de sus energías.
Conociendo si existe vacío o plenitud en las zonas de la concha, pertenecientes a determinados órganos, podremos aconsejar al paciente sobre el sabor que deberá suprimir, el color de ropa que mejor le va, si le conviene más el calor o el frío, o si es conveniente que vea películas cómicas o de terror. Todas estas indicaciones irán dirigidas a beneficiar el tratamiento.
Una vez hayamos diagnosticado, pasaremos a realizar la labor de más significado dentro de la aurículopuntura. Es la de seleccionar los puntos adecuados.
Hay que efectuar una separación entre los puntos considerados como base para el reequilibrio, y los llamados de ayuda, que servirán de complemento para una más pronta recuperación.