Quinta entrega de la serie de articulos de auriculoterapia iniciada con
Auriculoterapia (1/11). En esta encontraremos las secciones:
- Auriculoterapia (5/11). Anomalías epiteliales.
- Anomalías epiteliales.
Anomalías epiteliales
En las orejas de un paciente existen datos que nos sirven de gran ayuda en el diagnóstico. Son los cambios que aparecen en la piel del pabellón auricular, con los que nos encontraremos al realizar el reconocimiento.
Podemos encontrar anomalías epiteliales como por ejemplo: manchas, abultamientos, descamaciones, zonas enrojecidas, cicatrices, capilares, depresiones, puntos blancos, rojos o hundidos, zonas secas o brillantes…
Hay que inspeccionar cuidadosamente toda la superficie auricular, e ir anotando todas las diferencias existentes, comparándolas con las zonas circundantes.
Todas las anomalías tienen un significado, que es esencial conocer, para poder diagnosticar donde está el desequilibrio energético del paciente.
Al encontrar:
- Una depresión la asociaremos un vacío energético (déficit de energía).
- Un abultamiento está relacionado con plenitud de la energía (exceso energético).
- El color rojizo significa estado agudo del desequilibrio de la energía.
- El color blanquecino es signo de cronicidad.
Estas anomalías con significados de vacío, plenitud, agudo o crónico, pueden aparecer separadamente o combinadas entre sí:
- Abultamientos blancos o blanquecinos significan desequilibrios antiguos y por plenitud de la energía.
- Abultamientos rojos o rojizos significan proceso agudo por plenitud y congestión de energía en la zona.
- Depresiones en una zona o punto pueden significar vacío, que podría ser agudo o crónico (por agotamiento de la energía a lo largo del tiempo tras un bloqueo o contractura muscular no resuelta).
- Acumulación de puntos hundidos denota la existencia de un vacío energético muy acentuado.
Otros signos:
- Las cicatrices o señales que aparezcan en la oreja, pueden haber sido producidas al lesionarse una zona determinada del pabellón auricular, o ser el reflejo de una operación quirúrgica practicada en el paciente, que se manifiesta al cabo de algún tiempo en la oreja. Se suele reproducir en forma de cordoncillo o culebrilla (rectilínea o semicircular).
- Las descamaciones tienen un significado de tipo crónico, y se relacionan con desequilibrios epiteliales debidos a mala absorción o asimilación de los alimentos.
- Los capilares en la oreja aparecen en muchas personas, y en principio parece no tener relación aparente con desequilibrios de tipo energético. Sin embargo, los capilares detectados en la concha, casi siempre presentan una disposición radial y como centro, la raíz del hélix. Es el desequilibrio que inicialmente comienza en el estómago y se comunica con otra parte del tronco a la que afecta de una manera directa.Es frecuente encontrar en personas aún jóvenes, que debido a una inadecuada alimentación, gran cantidad de capilares en sus orejas. Estos capilares partiendo de la zona refleja del estómago o del intestino grueso se dirigen a zonas de pulmón, bazo, hígado vesícula biliar, páncreas, riñón y vejiga.
Podremos encontrar a pacientes con mala circulación en piernas, que a la altura del reflejo de la articulación coxo-femoral, en la oreja, se aprecian capilares de mucha luz (gruesos), que se ramifican por el reflejo de piernas, llegando hasta pies. Esta apreciación se comprueba con más facilidad se iluminamos la parte posterior de la oreja con una linterna. Si el paciente tiene además problemas energéticos en el corazón, los capilares son más dilatados y se detectará fácilmente el pulso arterial al apoyar la yema del dedo, en la zona de la cadera reflejada en la oreja.
Capilar de gran diámetro
Cuando existen problemas en las vértebras, sobre todo en las lumbares, también aparecen capilares de corto recorrido, apreciables a simple vista, que desde el reflejo de estas vértebras se dirigen hacia la zona de pierna; cuando existe afección en el sacro, el recorrido llega hasta la zona de talón y tobillo.
En pacientes de avanzada edad, que padecen del aparato circulatorio, la zona correspondiente a costillas y vértebras dorsales aparece con vasos sanguíneos, que ascendiendo desde la concha, atraviesan el antehélix y la zona de costillas ramificándose hacia las zonas reflejas de los dedos de las manos.
Los capilares cuando aparecen en las zonas reflejas de las vértebras cervicales, también nos indicarán la existencia de problemas energéticos en estas vértebras.
Las desviaciones de la columna vertebral (lordosis, cifosis y escoliosis), se aprecian en la cornisa del antehélix, adoptando ésta el reflejo de la deformación, con una curvatura más pronunciada.
Cuando es sólo una vértebra la que está desplazada, también se aprecia en la cornisa del antehélix. Para detectarla, pasaremos la uña por ella, al llegar a la zona refleja de esa vértebra notaremos que la uña se enganchará en una depresión o elevación, rompiendo la sensación de continuidad de la zona observada.
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